Playas del Magdalena
A solo diez minutos en lancha, desde las playas del Rodadero se llega a Playa Blanca, una esquina escondida del paraíso; tiene una extensión de casi medio kilómetro y está ubicada a un costado de los cerros, en una saliente hacia el Noroccidente de El Rodadero, con un mar cristalino de color azul verdoso y arenas blancas. Sus aguas calmas y transparentes permiten practicar el snorkel o careteo y deportes náuticos de motor. En Playa Blanca se puede degustar comida típica del Caribe colombiano, sus restaurantes ubicados a la orilla del mar permiten que los visitantes puedan disfrutar plenamente del mar. Cuenta con un mirador localizado en la cima que se encuentra al final de la playa, desde donde es posible apreciar el Rodadero y el mar.
Bahía Concha es un lugar lleno de tranquilidad, un paisaje que inunda de vida y color a todo aquel que lo visita. Aunque no es tan concurrida, como otras playas de Santa Marta, permite disfrutar de un entorno majestuoso y único. Sus aguas calmas y cristalinas son como un masaje lleno de alivio y descanso para el alma. Es ideal para bañarse, no tiene grandes olas, pero sí gran profundidad; tanta, que en algún momento se planteó un proyecto para construir un puerto allí. En sus dos puntas cuenta con ecosistemas de arrecifes donde, a pesar del maltrato y la contaminación de turistas sin cultura ecológica, aún se puede apreciar gran diversidad de vida marina. Así que recuerden llevar careta y snorkel.
Es una bahía solitaria e intermedia. Se encuentra en el desvío a mano izquierda del camino hacia la Playa de Neguanje. Es poco visitada y por eso se encuentra en muy buen estado de conservación. Presenta vegetación de manglar.
Tiene 4 Km de amplitud, el oleaje es calmo en los extremos de la playa, más fuerte en el centro. Es un muy buen lugar para descansar. El contorno de los cerros que parecen meterse al mar, genera un sobrecogedor ambiente de aislamiento. Neguanje en lengua indígena ancestral significa “mar de aguas profundas y cristalinas”. Neguanje es un espacio único que vale la pena explorar. Su belleza es alucinante, llena de contrastes y naturaleza.
Un lugar para encontrarse con uno mismo, reflexionar y soñar con oleajes irreales, ceremonias indígenas, montañas y mar.
Lugares de ensueño en el Parque Tayrona hay de sobra. Uno de ellos es playa Cinto, donde el azul del cielo despejado se refleja en el espejo del agua, en calma como una piscina, que remoja la arena casi amarilla de la playa. El espectáculo de paz lo completan el verde de la vegetación, la brisa suave que sopla del Caribe y el silencio. Aquí es imposible estresarse.
Es una playa con un hermoso panorama de hileras de olas que llegan a la orilla en una secuencia muy particular a la que debe su nombre. Se puede observar desde un mirador, a mitad de camino, antes de llegar a Playa Neguanje. Está prohibido el ingreso de bañistas a esta playa por las corrientes y el fuerte oleaje
De olas muy calmas, agua transparente, llena de corales. El ingreso a playa cristal está limitado por las autoridades de Parques Naturales de Colombia a no más de 300 personas diarias. Por eso es importante llegar temprano. El nombre de Playa del Muerto se debe a la gran cantidad de urnas funerarias indígenas encontradas en los alrededores.
En cada una de estas playas se puede realizar careteo a pulmón libre (snorkeling), buceo y caminata ecológica.
Para llegar a ella hay que ir en bote o lancha; también se puede seguir un camino por los cerros, en vehículo, hasta la ensenada de Inca-Inca y caminar, bordeando el litoral rocoso. En Playa Blanca no hay servicio de alojamiento, pero existen diversos restaurantes donde desayunar, almorzar y tomar alguna bebida refrescante, con o sin alcohol; también es posible alquilar carpas, kayaks e implementos para caretear (snorkeling).